domingo, 8 de febrero de 2015

Croissant casero

También conocido como cruasán o cangrejas, como las llamamos en casa. La receta en si es fácil, pero tiene dosis de paciencia. Aún así, al menos una vez (que no será la única) tenéis que hacerlo. Es taaaaaan diferente a lo comercial. Y el olor al hornear que te transporta a la más tierna infancia. En fin, que a mi me encanta.

Vamos a tardar un par de días en hacerla, para los que os corren prisa las cosas ya os aviso de que no es vuestra receta.

Para hacer la masa necesitamos:
500gr de harina de fuerza
250ml de leche templada (no caliente, que mata la levadura)
25gr de levadura fresca
50gr. de azúcar
7gr. sal

Vamos a empezar por disolver la levadura en la leche. En un bol vamos a mezclar la harina, con el azúcar y la sal. Poco a poco vamos añadiendo la leche y mezclando, primero con una lengua y después a mano. No hace falta dejar la masa muy suave. Cuando tengamos una bola hecha tapamos con un trapo limpio y dejamos reposar una hora en un sitio sin corriente.
Pasada la hora cogemos la bola y la amasamos con las manos, intentando reducirla sobre si misma. Tapamos con papel film y llevamos a la nevera de ocho horas en adelante. Yo la dejo toda la noche.

Ahora viene la acción. Vamos a sacar de la nevera una pastilla de mantequilla de 250gr mientras preparamos lo necesario. Cogemos la masa y le hacemos un corte profundo en forma de cruz. Mientras ponemos la mantequilla en una bolsa y aplanamos dejándola a un grosor de unos 4 mm.
Vamos a extender cada pico de la cruz, amasando con el rodillo formando una gran cruz. En el centro vamos a poner la mantequilla y doblaremos las puntas, como si  hiciéramos un paquete. Amasamos siempre en la misma dirección para integrar la mantequilla. Doblamos en tres partes, envolvemos en film y 30 minutos al frigo. También puede ser la mitad en el congelador, pero las cosas con paciencia salen mejor.



Ahora vamos a hacer 3 veces lo mismo. Sacamos la masa, ponemos la parte que hemos cerrado a nuestra derecha y amasamos de arriba abajo hasta que quede bien extendida. Siempre en esta dirección, es importante para que no encoja la masa. Volvemos a doblar en 3 partes, papel film y al frigo...

Y ya llegamos a la última. Vamos a extender lo más fino posible. Esta vez si podemos extender un poco hacia los lados, aunque cuanto menos mejor.
Ahuecamos la masa y si es necesario espolvoreamos harina en la superficie de trabajo. Vamos a cortar los bordes para dejar un rectángulo lo más regular posible, que dividiremos en dos. Y vamos a cortar los triángulos. Puede ser con una plantilla o a ojo.

En cada rectángulo vamos a hacer un corte de unos 2cm en el centro, para que al enrollar nos pida la forma. No hace falta apretarlos ni juntarlos mucho en la bandeja porque aún crecerán un poco más.
Vamos a darles una fina capa de glaseado (una yema y dos cucharadas de leche) y los dejamos un par de horas en un sitio sin corrientes de aire.


Precalentamos el horno a 180º. Cuando ya hayan subido vamos a volver a pintar, con cuidado de no dejar mucho resto en los pliegues que pueda impedir que se separe el hojaldre. Vamos a llevarlos al horno unos 15 minutos o hasta que estén dorados. Con estas cantidades salen como un par de bandejas.






Disfrutad de ese olor en la cocina, huele a cariño, a ternura, a infancia....¡Disfrutarlos!








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